Desprendimientos cloacales producidos en domicilios, así como residuos industriales líquidos y sólidos sin depurar, se vierten diariamente en fuentes naturales de agua: ríos, arroyos, lagos, lagunas y aguas marinas. A ello se suman elementos tóxicos de abonos, pesticidas y otros productos agrícola-ganaderos que son arrastrados por las aguas de lluvia o de regadío que escurren y se filtran en el terreno, y alcanzan, luego, ríos, lagos, etcétera.
El impacto de la contaminación hídrica en la Argentina es muy alto, especialmente en las zonas más urbanizadas como el Área Metropolitana de Buenos Aires y genera graves afecciones a los habitantes.
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